De buena mañana antes de salir de casa hacia el trabajo, la rutina generaba el paseo hasta el armario del fondo del pasillo. Allí se encontraban las chaquetas con las que todos los días uno se uniforma. Alargue la mano para coger la tan sufrida chaqueta gris, pero algo sujetaba mi mano y no conseguía llegar a alcanzarla. Después del estupor inicial, me di cuenta que la chaqueta marrón se había liado en mi mano, al soltar mi mano he intentar de nuevo coger la chaqueta gris, la chaqueta verde se abalanzo sobre mi, cayendo como si quisiera sujetarse a la percha donde se encontraba. Recogí la chaqueta verde del suelo del armario y al colgarla el resto de chaquetas, la azul, la beige, la de raya diplomática.. Al unísono se suicidaron también lanzándose al vació dejando la barra de la percha con la solitaria chaqueta gris. No entendía bien la situación, era desconcertante, ya hasta me parecía escucharlas peleándose por ser la elegida por tener la oportunidad de salir de e...