Como en la canción de
un anuncio de hace muuuucho tiempo
“Vengan amigos y
escuchen lo que les tengo que contar”
y a continuación iba algo sobre un brandy o
algo asi , no se era muy pequeño, Así me he decidido a contar la situación que
a continuación relato.
La verdad sea dicha,
he ejercido de entrenador sobre todo deportivo durante un buen numero de años,
como formador en empresa, como consultor en proyectos sociales,( partamos de que no me gusta la palabra "coach" aunque en el fondo lo sea), pero hasta la
fecha nunca había sido un “personal coach” como se mal-define ahora. Los podemos
encontrar de muchos tipos, desde el que te ayuda en tu imagen, llevándote de
compras, pasando por el que te pone en forma y el que da un paso más allá en tu
“Chi” interior o en la gestión de tu enemigo interior. El tema es que eso del
personal coach es algo que todos en muchas ocasiones somos, simplemente cuando
aconsejamos o ayudamos a que la persona logre extraer lo que ya sabe y lo ponga en marcha, para ello la UTP de nuestro cerebro (un buscador de soluciones, que aúna los recursos del cerebro con el fin
de resolver problemas turbadores, teniendo en cuenta la perspectiva de las
otras personas implicadas) actúa, haciéndonos ser un súper coach para la
persona necesitada de consejos.
Bueno, rollos fuera y
al tajo , el tema es que una amiga , un buen día me pregunto mi opinión sobre
la actuación o pretenciosa forma de actuar de una tercera persona, y sin pensar
mucho a donde me llevaría mi respuesta , con ligereza, respondí dando mi
opinión ,desde mi experiencia claro. Lo que hizo o dejara de hacer esa tercera
persona, no viene mucho a cuento, (aunque se, que por morbo, igual a alguno de
los que me leen les interesaría), pero la relación “coach-player” que se creo
en ese momento, condujo durante muchísimos meses a un feedback constante, en el
que consultas y puesta en marcha de esas consultas, repercutían en la relación
de mi amiga y esa tercera persona.
Las conversaciones a
veces eran como en clave, como ahora os escribo sin mucho sentido, pero cada
uno interpreta y da sentido a las palabras según les conviene. También llegue a
plantearme, si estaba haciendo bien o no,
pero vaya!! Solo son consejos, hablar de "herramientas" que uno tiene o debe tener, y claro mis opiniones que si bien en un proceso de coach no deben aparecer , en "ocasiones" si alguien me las pide porque
no darlas. No?.
Bueno, el hecho es, que en el fondo me gustaba
dar consejos y que me llamara “coach”(en esta situación análoga a disputar un partido), y la complicidad que llevaba la situación.
Y que durante los meses que continuo la situación, me comentara en términos
deportivos, si el balón estaba en su campo, si iba ganando el partido , que táctica
debía seguir.
Una tarde mi amiga me
llamo por teléfono y me contó como había quedado la situación, hizo una pausa y
acabo preguntándome:
“¿El partido acabo?”
“¿ Coach, he ganado el partido?”
Yo le respondí “Creo
que si y creo que lo hiciste por goleada”, una sonrisa se dibujo en mi cara y
creo que en la de ella también.
Hice de coach, fuera del ámbito profesional, en
algo que nunca imagine,( todavía me pregunto si debí hacerlo) y la complicidad
que se creo entre mi amiga y yo, fue como una pequeña aventura, en la que hice
de entrenador y ella de jugadora estrella en el terreno de juego.


Es todo el relato tan subliminal, intrigante y misterioso, amigo David, que me ha encantado. Enhorabuena a los dos.
ResponderEliminarUn abrazo-e