Entre muchas otras Nadine resaltaba por su fuerza realizadora. Como si fuera un ciclón arrollaba los proyectos, poniendo toda su fuerza creadora, en las relaciones y en su vida ese ciclón también se ponía en marcha.
Hace no mucho que conocí a Nadine y como en otras ocasiones, las casualidades y recovecos del destino, consiguen ayudarte a descubrir a personas increíbles. No era por trabajo, (aunque en una pequeña parte si he de reconocerlo), pero cuando Nadine entro en mi círculo de confianza lo hizo de una manera temerosa, abriéndose poco a poco, teníamos conversaciones cortas, concisas con mensajes breves solicitando respuestas, algo que evidentemente no tenía.
Poco a poco, pasado un tiempo, Nadine fue abriendo su vida a través de las conversaciones que manteníamos, cada vez era más fácil hablar y llegar a aquellos temas que realmente le preocupaban, peor esos temas a su vez creció en complejidad.
Nadine se daba cuenta que tenía muchas decisiones que tomar, en cada conversación encontraba algunas respuestas, pero al tiempo le surgían nuevas preguntas, o quizás eran las mismas respuestas que traían otras decisiones escondidas tras los miedos. El proceso de cambio que necesitaba Nadine era evidente, pero por más que conocía y expresaba ese cambio que necesitaba, este no llegaba.
Por qué? Que hago mal? Se preguntaba con frecuencia. Una de las reflexiones que intentaba transmitirle era la importancia del que pensaba y sentía, pero a la vez, ser consciente del como lo pensaba y sentía. La búsqueda permanente de respuestas, de la felicidad , del reconocimiento, de la comprensión tenía a Nadine en un constante estrés. Más pronto que tarde Nadine se dio cuenta que tenía que decidir , decidir sobre seguir siendo Nadine, y eso no dependía del Universo que nos rodea, no depende de que todo sea perfecto, dependía solo de Nadine.
que belleza de texto
ResponderEliminarThanx ;)
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