Esta pregunta, que siempre nos rondaba cuando éramos niños, y que tantos quebraderos de cabeza daba a nuestros padres, siempre ha estado presente.
Está claro que en algún momento tenemos ese “cambio” de ser mayores para diferentes cosas. Y aquí me surge la duda “¿seré mayor ya?”.
Llega un instante en ciertas situaciones en las que no tenemos claro cómo afrontarlas y nos aparece la duda, necesitaríamos a un “padre-madre” para consultar, para definir, para ..… no temer el equivocarnos.
Puede que todo se reduzca, a eso, a temores. Necesitamos siempre a alguien cubriéndonos las espaldas, de esa forma nos sentimos mejor nos sentimos a salvo en las decisiones. Por desgracia también me he dado cuenta de que eso nunca ha sido así. Aprendemos a base de golpes de equivocarnos y la figura del “padre-madre” en muchas ocasiones esta para guiarnos y en otras para ayudar a levantarnos.
Siempre necesitamos personas que nos ayuden a tomar caminos cuando no lo tengamos claro, siempre estamos creciendo, nos vamos haciendo “mayores” aunque a veces me parece que nunca llegaremos a serlo.
Si, David, a veces es un padre, otras un abuelo y otras hasta un buen amigo, es sano, muy sano, "confesarse", hacer cómplices de algunos de nuestros actos y de modo repartido, a unos unas cosas y a otros otras, si, es sanísimo.
ResponderEliminarFeliz artículo, David.