Para cuando llegue a casa,
ya se habían pasado los efectos, y el subidon era un mero recuerdo.
Mejor que comience
por el principio, verdad, porque las cosas si no se explican no quedan muy claras.
Resulta que como
muchos días, me disponía a entrenar con los compañeros, todo partía de un
entreno cualquiera de una temporada larga, muy larga. Los estiramientos, correr
para calentar, como siempre antes de pasar a mayores los comentarios, la anécdotas
de todos lo días, el tiempo, y demás conversaciones que se hacen inevitables,
como en cualquier trabajo vamos.
Comenzamos con las
cosas serias, táctica, trabajo de técnica, potencia todo se desarrollaba
bastante bien, todo sobre ruedas, me encontraba genial y fuerte, vamos que podía
no haber parado de entrenar. Y en todo este revuelto de pensamientos positivos,
un compañero al que ya le empezaba a faltar el aliento pronuncio por primera
vez lo que con los años se convirtió en un estigma.
“vaya..! que pasa
contigo…, me sacas 10 años y estas como si tuvieras 10 menos que yo, el abuelo
toma algo seguro”.
Ya estamos….., “el
abuelo” en el deporte se convierte, un buen día, en ese compañero de equipo que
saca la suficiente edad a los demás como para diferenciarse, pero no tanta como
para no poder seguir el ritmo. Se convierte en una especie de referencia física,
que se quiere imitar en un futuro y se le da un valor en muchas ocasiones
superior al que realmente tiene.
Un buen día te
conviertes en alguien con apodo de edad, en alguien al que todo el mundo se
empeña en utilizar de modelo de discriminación positiva, en alabar los
esfuerzos físicos que realizas para continuar el ritmo. Bueno, el fastidio
mental, rechazando de plano que ya seas un “abuelo” a veces llega a cansar. Pero
cuando realmente asumes como te están viendo los demás, ves desde otra
perspectiva la situación. Entiendes que eres un elemento de motivación
deportiva, para alguien que aspira a estar en el deporte muchos años, alguien
que te ve así , solo lo hace desde la admiración y por tanto el fastidio mental
paso a un segundo plano y el subidon de orgullo de haber llegado hasta “abuelo”
lo ocupo todo.
Ese fue el día, un
buen día.
D
Gracias a quien me
inspira a escribir
Conozco esa sensación, ya muy lejana, pero, psssss, ahora que no nos oye nadie: Es estupenda.
ResponderEliminarUn abrazo David