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Malditas promesas, bailare sobre tu tumba



En las ocasiones en que los amigos te llevan de copas, fiesta “u lo que sea”, se recomienda no hacer promesas, ya que puede resultar perjudicial para la salud a la larga, o no tan larga.

Lo de prometer ir al gym después de navidades o antes del verano, es muy socorrido, ay cuanto daño hace el alcohol. Lo de prometer portarse mejor con los vecinos, si esta bien, hasta que te pillan el ascensor 3 veces seguidas y se te hace tarde para ir al trabajo, entonces te c… en sus muertos. Tampoco esta nada mal, el prometer comportarse mejor en ciertos actos sociales en los que a lo mejor a uno no le apetece estar. Eliseo es de estos últimos, siempre ha tenido un problema con lo que denomina el, la “burocracia social”, o el “paseo de los absurdos”, ambos términos acuñados tras varias bodas y otros actos sociales. 

Eliseo siempre ha pasado por el aro social, como todos en muchas ocasiones. Un buen día, se le ocurrió que si asistía a dichos eventos, lo haría como ese día le viniera en gana , es decir , si tenia poca gana, disfrazado de payaso o eso le gustaba decir , en fin ,que acabaría provocando el efecto contrario del que pretendía, llamando la atención ,en vez de pasar del evento.

Pues en esas que Eliseo no hace mucho, y como comente antes, embebido del embrujo del alcohol, llevo su promesa al extremo. Diana tenía una fijación por los eventos de todo tipo y de la misma manera que Eliseo, embebida de los encantos de las copas de Baco, comenzó una puja de atrevimientos, más propia de adolescentes, que de veteranos en la vida social. Después de unas cuantas copas y risas la frase “en la próxima lo hago, te prometo que lo hago”, se quedo resonando en el grupo que estábamos, la palabra te prometo quedo casi a solas en el silencio que se hizo.
Conocíamos a Eliseo y sus promesas las cumplía.

12 de junio de 2014, eran las 9:30 ya hacia calor, un grupo de gente de traje oscuro miraba el féretro, donde estaba Andrés, mientras desaparecía en el hueco de tierra. Gire la cabeza, y allí estaba Eliseo con una chaqueta cuero rojo de los ochenta, con unos auriculares y moviendo la pierna al ritmo de Elvis. No pude mas que sonreír, en realidad creo que hasta el sacerdote lo hizo. Mientras bajaban el ataúd continuaba con su contoneo de caderas  hasta que sellaron el hueco estuvo a ritmo de rock and roll. La madre de Andrés acerco a Eliseo y le susurro al oído mientras le daba un abrazo.

Tras marcharse Eliseo bajo la cabeza se alejo de aquel lugar, le seguíamos a poca distancia Diana y yo comentando que podía ser lo que le habían dicho a Eliseo. Tras pararnos para despedirnos Diana miro a Eliseo, asintiendo “promesa cumplida”.

La promesa no fue un mero cachondeo, un mero estoy aquí y me río de la sociedad, fue un, en el próximo entierro asistiré recordando un momento increíble vivido con esa persona y romperé una regla social que no me gusta. Y así lo hizo, recordó el primer guateque al que asistió con Andrés en el que bailaron a ritmo de Elvis en el que se les hizo de día en buena compañía, en el disfrutaron de su juventud.


La madre de Andrés simplemente se lo agradeció. Eliseo simplemente le despidió con un baile, aunque cumplío su promesa, no le gusto tener que hacerlo con Andres, no le gusto sufrirla con él.

Comentarios

  1. Eres estupendo, David. Lástima quee scribas tan poco, claro que las esencias son así, siempre escasas.
    Un abrazo, amigo.

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  2. Gracias , escribo más de lo que parece tengo otros proyectos que me llevan tiempo de aquí , pero cada vez queda menos.un abrazo

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