Pasan los días como
hojas de un árbol de otoño, pasan sin hacer ruido, deslizándose entre el
susurro de viento, y el revuelo de algunos mirlos que se aprovisionan de
pequeñas ramitas para sus nidos.
Como observador frente
al otoño, surgen miles de imágenes que son el reflejo del cambio, tal vez te
hagan pensar en tu pasado, tal vez recordar con una sonrisa un buen momento,
para algunos el síntoma de la predepresión, para otros, significa desvestirse
frente a lo que paso y ponerse el chubasquero para afrontar lo que vendrá.
Tantas frases e imágenes
te llenan la cabeza de locuras, en forma de sueños imposibles. Te hacen abrir
el libro de los recuerdos, perdidos o borrados, y llevarlos de nuevo a formar
parte de tu depresión matutina.
La verdad es que el
otoño tiene su lado de retrato impresionista. Tiene la virtud de suavizar la
transición al invierno, tiene su momento de paz mientras andas entre las hojas
secas.
Y para que os cuento esto,
simplemente para soltar a mi Orestes perseguido por las Furias, para dejar
salir a pasear a Caronte en su barcaza a recorrer los afluentes del "Estigia", recorrer
el "Lete" y ver como Cerbero me observa desde la orilla, mientras me sumerjo en la
bruma. Uff que tétrico
Vale dejémoslo como al
principio otoño, retrato de colores ocres, olor a campo húmedo, paz entres las
hojas secas, que sino acabo hablando de mi viaje a mi inframundo, y eso será en
otro relato.
Que llegue el otoño que el verano se me hizo muy largo.
Te estás volviendo otoñal, David? nada que objetar, es la mejor etapa del año y de la vida, cuando te llegue.
ResponderEliminarBuen artículo y, ah, dejar que te observe Cerbero, todo un reto.
jejejejeje la verdad es que soy mas de invierno, aunque para esa etapa de la vida me quede un rato. Y la alegoria de Cervero simplemente a veces le miro yo y a veces lo hace él, depende del nivel de locura, Gracias Un abrazo
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