Tras un descanso merecido de una semana, en la que los dispositivos digitales estaban prohibidos, recupero con fuerzas este blog. Lo fundamental de la vida es vivir experiencias, compartidas o no pero vivirlas, lo único que al final nos quedan son los recuerdos y a los demás les dejamos recuerdos nuestros.Yo me he dedicado esta semana a crear recuerdos en mis hijos, intentando que todo fuera bonito, no sé si lo habré conseguido pero lo he disfrutado y para el recuerdo esta foto
Foto de Cleyder Duque en Pexels Tengo que confesar que no soy bueno recordando nombres, normalmente intento hacer un gran esfuerzo, por grabar ese nombre de la persona que me presentan o conozco en mi mente, pero como si no fuera con ella, mi mente prefiere centrarse en otras cosas de las personas que pasan por mi vida. Si que recuerdo cada persona que conozco (si exceptuamos su nombre) los nombres son importantes, pero más lo son y más nos diferencian las huellas emocionales que dejamos, esas si son únicas. Pues resulta que para esto mi mente si que quiere guardar que emociones compartí con cada persona, y como dejo una huella en cada parte de lo que soy. Hoy tras unas horas de trabajo, en un “break” de esos que la mente te pide, me descubrí hablando desde mis emociones de adolescente, de como era esa vida para mi. Seguramente Carlos y Anabela no se esperaban una conversación de ese tipo, pero Carlos, despojándose de su rudeza, tomo una postura relajada, se sentó y apoyo sus br
Cierto David, cierto. Yo aún hoy, no puedo evitar tener que alimentarme de ellos.
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