Felipe es uno de esos amigos, que siempre te contaban
todo lo que le pasaba, aunque le dejara en una posición cuanto menos dudosa, lo
bueno que tenia es que era transparente y eso es de apreciar en las personas
para lo bueno y para lo malo.
La alegoría del “oso que hiberna”, era algo que en cuanto
manteníamos una conversación sobre mujeres siempre aparecía y me recordaba cuando
se la explique.
Veinte años, pelo engominado a lo George Michael y la sensación
de que “el mundo es mío”, esa era la actitud, adornada con pantalones vaqueros rotos.
Salir un día cualquiera de fiesta y fijarse en una chica , esa que suele
destacar en un grupo ,esa que debería repartir números porque tiene lista de
espera de “posibles”, esa que vemos perfecta desde todos los ángulos y no solo físicos.
Pues llego su día su día esperado, le toco la quiniela de
quince, ahora tocaba paseo por la playa, baile agarrado, y el esperado
beso todo perfecto. O eso me decía el, pero
fallaba algo, donde estaba el vacío en el estomago, donde estaba el soñar
despierto, donde estaba la sensación de flotar mientras andas.
“Vaya … porque no
se despierta mi oso, ese que David me comento el que debía de sentir, ese que
cuando despierta de hibernar sale cual borracho de un bar , chocándose con todo,
hambriento como nunca, comiéndose el mundo”.
Pues eso le decía yo , y el me contestaba:
“cabron…… esa sensación
la tengo cuando estoy con nuestra amiga Natalia, me comporto como un idiota ,
me río sin parar, tengo una sonrisa permanente , no me canso de escucharla, y
cuando bailamos me parece que flotamos , cabronnnnn…… porque no me pasa con la
que yo quería. “
Pues si, ella , la que estaba ahí y que no le diste importancia
porque era tu amiga, pero era la despertaba al oso que llevas dentro.
Lo que tiene
esta vida, Felipe , es que puedes elegir que comer o vestir, pero no puedes
elegir lo que sientes, ni hacia quien.
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