Necesariamente todos debemos tenerlo, relativamente puede
que no, pero siendo positivos, en ello nos deberíamos poner.
Las caras que ponemos a todo lo que no comprendemos del prójimo,
a lo que hace o dice, nos provocan un estado de ansiedad y de ira contenida.
Lamentamos el no habernos opuesto a tal o cual conducta,
el no haber intervenido en una conversación subida de tono con nuestra verdad. El
no tener la valentía, al fin y al cabo, de decir lo que pensamos.
El lado oscuro de la fuerza, como decían en Star Wars , ese
que hace que todo acabe siendo un fiasco
, que complique tu relaciones con una continua cascadas de ideas locas, el que
deja que los sentimientos actúen de forma incontrolada hasta que te das de
bruces con la realidad.
Según “Obi-Wan Kenobi”, hay que conocer la
fuerza y dominarla porque si dejas que ella te domine, acabaras en el lado
oscuro y eso ha quedado claro que es definitivamente malo…. Poniendo el “muy”
delante.
No es una cuestión de sacar el sable láser, (menos mal
que no hay ningún froidiano, sino lo relacionaría con ciertas parte de mi
cuerpo), más bien es cuestión de poner en orden el lado de la fuerza correcto, “complicado
es, pero no imposible”.
Bueno, el resumen es despertar al elefante dormido, ese
que con su monótono y pausado caminar entra en la reflexión y reduce todo a la
simpleza de una imagen, a la sutileza de un sonido, al despertar de una
respuesta. ¿Que bucólico verdad? Tanto estudiar, tanto preguntar al guru de turno o al todopoderoso “internes”
y resulta que la respuesta esta en una peli, problema……. que no puedo gastar una
vida en aprender a controlar mi lado oscuro, a lo único que puedo aspirar es a no
permitirle que me domine.
Por quedarme con algo:
“No lo intentes. Hazlo, o no lo hagas, pero no lo intentes”. Yoda
Suscríbome. MB
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