Me
gusta siempre presentar, y hablar de quienes forman parte de estas historias, y
evidentemente no lo voy a dejar de hacer, Iruna es de Tallin (Estonia), uno de esos países que
desde aquí vemos como fríos, al igual que sus habitantes, nos los imaginamos
altos/as con pelo rubio, pero Iruna no es así, es morena ojos castaños no muy
alta pero de sonrisa cálida, tal vez tenga alma mediterránea.
Hace
relativamente poco que conozco a Iruna, pero me da la sensación de que la
conozco mucho antes de verla, un amigo común (Heino) me la presento en una
charla sobre deporte, como no, pero no solo eso teníamos en común Heino, Iruna
y yo. La verdad es que compartíamos formas de ver la vida, al tiempo que nos
gustaba compartir las experiencias que habíamos pasado. La cultura estonia en
muchos aspectos es diferente a la nuestra, pero las personas, no lo suelen ser,
solemos parecernos en lo que sentimos más de lo que creemos y en eso éramos
capaces de ver la vida de otra forma.
Al lio, que me enrollo demasiado. Una
vez contada la introducción toca hablar de Iruna, ya que me dejo encargada una
historia para cuando volviera a su país, y eso estoy haciendo ( A Heino lo
dejamos para el siguiente capítulo).
A
Iruna solo se la descubre cuando habla
castellano con acento nórdico, pero también cuando habla de cual es uno de los
planteamientos que rigen su vida , hace relativamente poco que empezó a “vivir” , tal vez por salir de su
cultura , o ciudad, o …. Y tal vez por eso tiene esa mirada de descubridora, de no poner límites a su vida, límites que
otros ya establecimos o nos situamos en ellos hace tiempo y que a veces con
temor nos apetece saltarnos.
Uno de
los primeros días de tertulia estaba junto a Heino oyendo a Iruna hablar de sus
experiencias y la forma como las contaba y el acento que tenía, (en inglés
sonaba igual de nórdico) hizo que durante un buen rato me pareciera una
película de terror, de esas en las que un personaje que te resulta simpático, agradable,
confiable, resulta ser un vampiro de vidas, en este caso vampira. Iruna
aparecía en las vidas de las personas, y como un ser del averno más profundo, absorbía
las experiencias vitales de las personas, sonreía, lloraba, quería que esas
experiencias vitales fueran suyas, tenía un ansia atroz por vivirlas y
experimentarlas, sabiendo que tenía una eternidad para experimentarlas, pero
1000 años eran un suspiro para ella. Demasiado vital, demasiado terrorífica, si,
daba miedo poder vivir cerca de ella, eso decía Heino entre risas. Si, era una
situación rara y como tal se la conté a los dos, durante un rato surgieron
muchas ideas para una peli, pero sobre todo risas.
Iruna
me propuso un título más obsceno para el relato “Iruna la absorbedora”, en plan
mote vikingo, pero le comente que aquí se le iba a dar muchos otros
significados no tan vikingos así que llegamos al acuerdo del título actual.
Bueno Iruna, el pequeño relato está aquí,
habrá más, y de Heino también, y quizás una película de tus aventuras
terroríficas. “Varsti”
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