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Mostrando entradas de abril, 2015

No se cuando parar, German tampoco

Germán llegaba todas las tardes después es de salir de trabajar, entraba por la estrecha puerta y encontraba a Davinia tras el mostrador. Germán sacaba su mejor sonrisa, se arreglaba el pelo y la chaqueta de ante que solía llevar, el proceso duraba unos instantes y mientras, Davinia solía sonreír con vehemencia , esperando las primeras palabras de German. Esta rutina diaria era su perdición, todos le advertían de que no le traería nada bueno, su psicólogo también. Pero se había convertido en algo que no podía controlar .En muchas ocasiones pensaba que nunca debió atravesar esa puerta , que nunca debió mirarla, pero ya no tenía sentido retorcerse en su pasado, esa situación le hacía daño y tenía que hacer algo. Pasaban los días sin espera y sin cambios , llegaba puntual y tras un rato en la panadería salía con su bolsa de compra y una sonrisa iluminada. Hace unos días Germán comentaba con su amigo Ramón, toda esta historia por enésima vez .Ramón negaba con la cabeza mientras

Ese gesto que necesitamos,…

Ante un café y un gin-tonic, me encontré con Ramiro, con su cara lánguida de buena persona, con sus maneras delicadas que transmiten tranquilidad. “Mucho tiempo sin verte Ramiro”………., tras unas palabras incoherentes intentando formar un saludo, Ramiro comenzó sin mas su “poesía”, bueno… su monologo, pero es que me pareció tan bonito…. “Hace tiempo que falta una sonrisa en mi vida, no una sonrisa sin mas. Hace tiempo que una sonrisa cómplice conseguía que todo fuera fácil. Hace tiempo perdí una sonrisa en mi vida que no volveré a recuperar. Necesitaba esa sonrisa como los brotes de un árbol, necesitan del sol. Aprendí a vivir sin esa sonrisa. Tal vez no la debí encontrar. Hace tiempo que aprendí que no debía echarla de menos,  ni debía buscar otra que la sustituyera. Hace tiempo comprendí que las sonrisas mueren igual que los sueños. Hace tiempo entendí que las sonrisas nacen como las flores en primavera. Todos los días echo de menos esa sonrisa, miro adelante

Largos pasillos

No hay nada como levantarse, prepararse un buen desayuno, mientras piensas en todo lo que tienes por hacer. En todo lo que tienes ganas de hacer, claro. La motivación en lo que hacemos cada día es lo que nos mueve por un pasillo sin final o por un pasillo, de estos verdes imaginarios, mientras se escucha de fondo el agua correr. Con esa figura tan sugerente podríamos diferenciar los estados de ánimo a la hora del desarrollo personal.  Son las condiciones en las que nos movemos todos los días, las que consiguen que nos acostemos sin ganas de levantarnos, o las que hacen que nos acostemos sabiendo que soñáremos y nos despertaremos para poner en marcha todo lo que queremos. Es desesperante llegar a esas conclusiones, teniendo que pasar por periodos de transición, pero cuando uno se plantea un camino lo mejor es seguirlo, y lo planeado suele surtir efecto. A veces uno, sé para a pensar sobre lo que piensen o no de cada uno, no hay nada como darse cuenta, de lo que importa real