Juan recorría las calles en busca de trabajo, presentando curriulums a diestro y siniestro, con la prisa que tiene alguien que espera una respuesta inmediata, comercio tras comercio calle tras calle hasta llegar a un pequeño parque, donde se sentó a descansar un rato.
Su mente pensaba en todo lo que le quedaba por recorrer ese día y mientras sus ojos repasaban el parque y la gente que por allí paseaba.
Sus ojos hicieron un alto en un barrendero que limpiaba las hojas con gran lentitud y un par de metros más atrás un hombre que le observaba con interes. Durante un buen rato los analizo, los dos parecían estar en una película a cámara lenta por sus movimientos.
Las preguntas que se hacia Juan sobre ambos cada vez eran mayores el barrendero parecía recoger siempre lo mismo y el hombre que miraba parecía un guardaespaldas atento a todo.
Finalmente el barrendero acabo de poner las hojas en un capazo negro y se retiro tranquilamente paseando entre dos calles.
Juan no pudo más y se fue a hablar con aquel hombre que permanecía de pie. Al entablar conversación, Juan fue muy directo y le pregunto sobre aquello que había visto durante un buen rato. El hombre respondió:
“Me he dedicado diariamente a ver limpiar el jardín y cada vez que veía barrer las hojas, pensaba que estaban también barriendo mis penas y ordenaba mi vida al tiempo que le veía recoger hojas”.
Hoy en día Juan, todavía rememora esa anécdota cuando tiene que afrontar cualquier problema.
Ojalá todos los problemas se pudiesen elimimar con la escoba....pero hay que estar muy pero muy aburrido para ver barrer y pensar en ordenar tu vida......Mj
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