Como en muchas de las historietas, cuentos y otros textos que suelo escribir, las pequeñas cosas de cada día, nos dan ideas para poder escribir lo que pensamos o lo que vivimos y que no miramos simplemente por ser repetitivo en nuestra vida.
Sonreír, es algo que a lo largo de un día podemos hacer en muchos momentos, en conversaciones, oyendo la radio, con una lectura del diario de turno. No solemos disfrutarlas porque solo es una más de las sonrisas diarias a las que nos habituamos y lo malo es que llegan a confundirse con otras más importantes.
Llevo unos días de sonrisa permanente de esa que parece dejarte cara de tonto, de esa que quieres dejarla de lado porque parece que tus músculos faciales dicen que no pueden más. Esa sonrisa permanente es simplemente el disfrute de otras, el acordarse de tu hijo cuando se le va a caer su primer diente, recordar la sensación de un abrazo, o la velada que pasas con una persona a la que quieres.
Sonreír es algo que sabía hacer desde siempre, ahora se también disfrutar de la sonrisa.
Bravo, David, procurare seguir tu consejo.
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