Hoy me he levantado,
era todavía de noche, despacio, con una parsimonia antagónica a mi, me prepare
un café. Como un buen amigo y utilizando su imagen retórica diaria de la taza de café, y la sinestesia
que recrea su aroma y color, me senté en el balcón esperando el amanecer y lo
contemplé. El tiempo parecía mas lento de lo que suele ser, la luz poco a poco descubría
el cielo y el mar, y yo mientras disfrutaba de mi café. Como si fuera mi último
día, disfrute del amanecer.
A continuación me
puse mi atuendo rutinario deportivo y me fui a despertar a mis hijos, los
contemple mientras abrían los ojos entre sonrisas y la desorientación que se
manifiesta al despertar .Me senté a desayunar con ellos, mientras veíamos los
dibujos animados que les gustan, mientras comentábamos que hacer durante la
mañana.
Un rato de fútbol, un
rato de baloncesto, unas sonrisas y la mañana pasó con demasiada celeridad.
Comimos juntos mientras, como si de un grupo de pensadores e ilustrados se tratara,
discutíamos a que jugar. Más sonrisas, y la sensación de un momento eterno.
Disfrute de mis hijos como si fuera mi último día
Al final de la tarde
tomaba un refresco con una vieja amiga, aunque la veía con la misma juventud
con que la conocí, sonrisa sempiterna, mirada afable. Una cascada de anécdotas,
medio olvidadas, llenaron la conversación. Me despedí, con un abrazo y un adiós,
como si no fuera a verla más.
Con el sol oculto, comencé
a correr cerca de la playa, a ritmo firme, viendo pasar lugares y personas con
la mente casi en blanco, solo escuchando mi respiración y ensimismado con el
latido de mi corazón. Una ducha reparadora y saboreando mi ración de ejercicio
como si no fuese a repetirse.
Tras cenar me senté
en la tumbona del balcón, con música de Queen, y comencé la x-gesima lectura de
“El principito”, devorándolo como si
fuera mi ultima lectura.
Pase un día extraño,
mientras corría y dejaba personas atrás me di cuenta de que era uno más, eso me
hizo llorar, pero comprendí que podía disfrutar de mi vida aprovechando mi
último día, como solo yo lo haría. Emocionalmente, un día intenso, diferente
solo porque lo disfrute como mi último día.
Primero me has asustado, luego emocionado y finalmente me has hecho que e envidie.
ResponderEliminarUn abrazo amigo David.
un día vivo...que dulces son...me ha encantado leerte desnudo...trepidante y emocionante...besos de tu náufrago espacial...
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