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El cuarto oscuro de Nené


Como en los mejores cuentos....
“Había una puerta en el cuarto de Nené, que daba a una pequeña habitación, algún baño antiguo tal vez, un gran vestidor remodelado?

Nené no solía hablar de ese cuarto y Laura nunca le preguntaba. Tuvo que llegar el "nuevo" para meter la pata, con preguntas que no se deberían hacer. Aunque parte de la culpa la tuvo Laura, ya que uno de los temas de conversación con Laura sobre Nené, acababa siendo su cuarto misterioso.
Laura metió ese gusanillo de la curiosidad, unos días antes, comentarios como  "te fijaste que hay una habitación cerrada en el cuarto de Nené, pues nunca la he visto". 
(Pues no, no me había fijado, ni siquiera había entrado en su habitación todavía, pero ya me has jo..robado, has despertado mi curiosidad).

Pues bien, un buen día mientras cenábamos una deliciosa ensalada (multicolor y multiforme) preparada por Nené, (esa deliciosa ensalada fue el punto de partida de una gran metida de pata) se me ocurrió preguntar a Nené por su secreto su habitación maldita, haciendo esa fatídica pregunta. 

" Nene he visto que hay una puerta en tu habitación que da a otro cuarto, que es? un baño, un vestidor, un almacén.......”

La cara de Nene cambiaba por momentos, de una sonrisa ácid años 80, a una de cerdito mosqueado de angry birds, gruñidos seguidos de soplidos. Laura, de un salto, se levanto de la mesa, fingiendo ir a por agua, mientras me iba dando cuenta de mi mala pregunta. Nené acabo mirándome y como un condenado en sus últimas palabras, comenzó a explicar su secreto.

En el cuarto había objetos, fotos, ropa. La ropa que llevaba cuando su padre le dijo que no quería saber nada de su novio, las fotos de un amigo que le dejó tirado, la carpeta con la que hizo la entrevista de trabajo en la que en pocas palabras le insinuaron que no necesitaban "mariconas"( según dice él ).
En resumen un cuarto de los horrores de sentimientos, un cuarto en el que esconder todo aquello que nos recuerda lo mal que lo pasamos, un cuarto que le ayuda a encerrar, pero no olvidar, todo aquello que no nos gustaría volver a pasar.

Tras el relato de algún objeto más, Nené calló, se levantó y se fue a su cuarto mientras nos susurraba un "buenas noches". Laura y yo nos miramos, sin saber si ir o no a consolarle o disculparnos. Tras unos minutos recogiendo la mesa, Laura comentó en voz baja:

"Al final de todo esto nos quedamos con que no hemos visto la habitación"

La mire durante unos segundos y con una leve sonrisa asentí con la cabeza, la verdad es que estaba pensando lo mismo. 

Nos había "hecho la cama" Nené?, nos habría contado una milonga y en realidad tenía a alguien secuestrado en el cuarto? , o el cuarto de los horrores era una sala "sado"? , o tal vez lo que tenía eran los corazones de la gente que le habían hecho daño a lo largo de su vida, en botes de conservas?


Al final de un rato de elucubraciones de Laura y mías llegamos a la conclusión de que el cuarto de Nene era el secreto de una parte de su vida, que él no quería que saliera, así que nos quedamos con su explicación y nunca más volvimos a sacar el tema, delante de él, claro. Entre Laura y yo era el tema divertido de alguna que otra tarde, imaginando todas las cosas que Nene pudiera tener almacenadas en su cuarto de los horrores.

Comentarios

  1. Cuantas veces he pensado yo lo mismo de esas puestas que dan a mis íntimos despachos. Quizás, David, todos seamos como Nené, gente normal sin que lo sepamos, si, así de raros.

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  2. si, amigo, todos tenemos habitaciones del "horror" sean reales o ficticias.un abrazo

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