Las mañanas se hacían cortas, y las noches
eternas, solía sentarse frente a la litografía
de “la mujer mirando por la ventana”. Simplemente le recordaba que el
mundo estaba, allí, fuera, esperando a que lo mirase, esperando a que lo oliera,
a que lo descubriera.
Por lo que se , Melisa, se dedicaba a escribir
cartas a las personas que conocía , cartas que no enviaba, cartas que guardaba ,como
los sueños que tenia y que guardaba para si.
Las decisiones en su vida eran una carta mas, que
se escribía a si misma, en la que se contaba y aconsejaba que hacer, que camino
tomar. Melisa hace mucho tiempo que se dio cuenta que, en el instante que tiras
una moneda al aire, para tomar una decisión, sabes que cara quieres que salga y
aplicando ese dogma, creaba su camino.
Las cartas de Melisa guardaban sus secretos, lo
que pensaba de la gente, lo que le gustaría escuchar, lo que le gustaría decir,
eran todo su mundo y como tal , desapareció junto con ella.
Tal vez fuera la ultima que escribiera, tal vez
una de las que mas le costo, llego a mis manos y la leí, como el descubridor
del dorado, me sentí como el primer hombre en la “Luna de Melisa”.
“Hola Melisa, te escribo para darte el consejo que me pediste, después de
darle muchas vueltas, llego siempre a la misma conclusión. Realmente quieres
que te de consejo?, realmente quieres seguirlo?, tal vez quieras escuchar que todo
saldrá bien, o quieras escuchar que sigas adelante con todos los sueños que
tienes, que saldrán bien. Pero esas suelen ser las palabras de una madre, que
desea que eso pase y que seguramente es la persona menos realista que
encontraras en tu vida.
Mi consejo seguramente no te guste, seguramente te parecerá equivocado y
pensaras que porque me lo pediste, pero en serio te esperabas algo distinto. Yo
creo que esperas que te digan lo que tu ya sabes y que no te atreves a hacer,
simplemente por miedo simplemente porque te dolerá, pero en el fondo sabes que
es lo mejor. Te encontraras pidiendo consejo uno tras otros los oirás y aunque
sean favorables seguirás con tus dudas , en el fondo la respuesta que buscas
solo la tienes tu y de ti depende hacer lo que quieres hacer , de ti depende ir
por el camino que quieres y deseas ir. El miedo suele ser el compañero de viaje,
el pánico suele ser el acompañante en la decisión. Pero la que siempre estas en
esa ecuación eres tú. Tú tienes las respuestas, tú te planteas las preguntas, como
ves sigues siendo tú, la de la ecuación.
No creo que tenga que seguir diciéndote, lo que tú ya sabes, solo
desearte que seas feliz en tu decisión, y que la sonrisa sea tu compañero de viaje,
y el corazón tu acompañante en la decisión.
Un abrazo te quiere Melisa….”
Tras leer la carta,
levante la mirada, metí la carta de Melisa en una caja con alguna de sus cosas,
mientras contemplaba la litografía de la mujer en la ventana. Salí de la habitación
en la que solo quedaba el cuadro, cerré la puerta tras de mi, mientras pensaba
en que me hubiera encantado leer todas las cartas de Melisa, aunque sabia que
nunca lo iba a hacer.
Entrañable, amigo David. la reflexión realizada sobre los pensamientos escondidos, de otros, cada vez que el reloj se mueve, más nos gusta. Me pasa a mi lo mismo, amigo.
ResponderEliminarMuchisimas gracias, la verdad es que conforme cumplimos años, mas reflexionamos en todo aquello que la juventud por su velocidad nos esconde.Un abrazo
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