Creo que necesitaba ponerlo aquí, así que aquí esta un fragmento de mi libro , en el que estoy creciendo...
Era
una día de mayo, un día de esos en el que sol calentaba lo suficiente para ser agradable,
una tarde que precede al verano. Un anciano que se encontraba sentado en el
borde del estanque, con una caña de pescar en la mano, llevaba un sombrero que
le tapaba la mirada, recostado sobre una mochila antigua y con una espiga
sostenida entre sus dientes.
Vera
apenas tenía 6 años, estaba con Mérida sentada en el césped que bordeaba el
estanque .Mérida dormitaba, aprovechando el día libre en el trabajo. Vera
estaba sentada con las piernas cruzadas, y entre sus piernas un libro, entre
vistazo y vistazo al libro, echaba una mirada al anciano. Pasaban los minutos y
el anciano impertérrito..., era como una fotografía nada se movía sólo se
percibía el viento moviendo las briznas de césped. Más de una hora después Verá
se levantó y se acercó a la espalda del anciano. Se mantuvo allí de pie durante
unos minutos observando la caña el sedal, el anciano continuaba impasible.
Con su
natural curiosidad abrió la boca, " disculpé señor, ha pescado algo en el estanque?”.
El
anciano apenas movió su mano para levantar el sombrero que le tapaba los ojos.
"Hola
pequeña cómo te llamas?"
“Señor, me llamo Vera”
"Hola
Vera yo soy Albert, me preguntas si he pescado, pues no, no he pescado, pero
tampoco había venido a pescar."
Con el
ceño fruncido, Vera no entendía muy bien al anciano. No ha venido a pescar,
entonces que hace ahí. La pregunta le surgió como a cualquier niño.
"Si
no está pescando, porque lleva una caña de pescar?"
El anciano
sonrió, miro a Vera y le dijo.
"Verás,
la caña la utilizo para disfrutar del día”.
Vera
seguía sin entender nada, ante su continuado ceño fruncido, el anciano comenzó
a hablarle.
"Vera,
suelo venir a disfrutar del día, hace muchos años venía con mi padre a pescar,
y traíamos una caña como esta, hablábamos durante horas mientras esperábamos
que algún pez picara, y me encantaba disfrutar de esas horas con mi padre. La caña,
sólo es un objeto que me ayuda a recordar esos buenos momentos y volver a
disfrutarlos, o simplemente me ayudan a crear unos nuevos".
Vera
cambio su cara a una expresión de fascinación.
“Fíjate
pequeña, si alguien algún día comparte un objeto contigo, por muy sencillo o
simple que te parezca, te está ofreciendo el compartir un recuerdo con esa
persona, así que disfruta ese momento y aprovecha el objeto para disfrutar
otros que vendrán. Necesitaras momentos donde sentarte y disfrutar de la vida,
momentos donde al resto del mundo le parecerá que pierdes el tiempo, pero tú
sabrás que estás viviendo y disfrutando la vida, a veces simplemente
contemplándola".
El
anciano saco de su bolsillo una boya roja y blanca, y se la entrego a Vera,
este es tu objeto de los buenos momentos, el que te servirá para sonreír aunque
la persona con la que sonrías no esté contigo en ese momento.
m alegro de tu vuelta al frontónd e la bloguería, David. Precioso relato ... puede que me haya emocionado.
ResponderEliminarUn abrazo y, ah, con tu permiso lo reblogueo: https://etarragof.wordpress.com/2015/07/08/davidsans-life-la-boya-roja-y-blanca-el-objeto-de-los-buenos-momentos/
No te hace falta permiso esta sen tu "casa".Gracias Un abrazo
ResponderEliminar