Solo me dedicaba a
observar, solo a observar como construía una casa, con su garaje, con su valla,
comenzaba a colocar un coche junto al garaje y una valla rodeando la casa.
Pasado un rato, la
casa formaba parte de un lugar, donde había un pequeño castillo y sobre el un dragón
vigilaba el tejado de la casa del sheriff.
Resultaba extraño
comprender la relación que tenían un sheriff con su sombrero y caballo, un par
de soldados medievales con sus escudos y lanzas con un espía que se sentaba en
su coche descapotable esperando alguna misión.
Podía ser la cuarta
parte de toy storie, y en cierto modo a través de la observación y de
contemplar el juego de unos niños estos parecían cobrar movimiento y vida
propia casi se podían escuchar la conversación de sheriff diciéndole al espía
que no aparcara en mitad de la calle porque le multaría, o al soldado mediaval gritándole
al dragón que no estornudase hacia abajo
porque le quemaría.
Como siempre, la lógica
de un juego, o por expresarme mejor, la lógica de un niño me resultaba extraña,
“pero como es posible
que me ocurra esto, jooo si yo he sido niño, que puñetas hacia yo con sus años ¿si
jugaba como el, porque ahora no lo entiendo?”.
Bueno todo era cuestión
de ponerse manos a la obra. Como buen científico, me arme de una teoría,
seleccione los elementos del estudio y me puse en marcha, cual Dedalo
construyendo las alas de Icaro.
- ¡¡¡¡Yo
me elijo los indios!!!!!
- Pero
papa que no ves que aquí los indios no juegan
- (dios……
cual es la lógica de que un espía, un sheriff, un caballero mediaval no compartan juego con los indios.)
- vale,
¿pues quien llevo yo?
- vamos a ver …..ummmm…. tú
llevas a los enfermeros con la ambulancia
- bueno yo prefería, algo con mas..
no se, pero vale los enfermeros para mi.
Tras un rato de
conversaciones extrañas, batallas imposibles y demás acciones llegue a la conclusión
de que no lo entendía simplemente, porque intentaba darle sentido ,no lo entendía
porque no lo disfrutaba , no lo entendía porque no imaginaba, no lo entendía
porque no lo vivía.
D
A que va a ser que no
entendemos nuestras vidas por el mismo motivo.
Genial, david. me ha resultado muy familiar leerte hoy.
ResponderEliminarMB
le has dado al clavito...nadie nos lo explicó, y nos han extirpado buena parte de nuestra intuición, a base de jarabes sociales y con sabor a estupidez...pero se trata de vivir...la trascendencia tiende a cero cuando la vida tiende a infinito, matemáticamente charloteando...
ResponderEliminary te copio un extracto...jajajajaja...siento perder la cabeza de vez en cuando, pero así me doy la oportunidad de encontrarla de nuevo...
"Recorro las constelaciones,
siento el cosmos expandirse
mientras atrae los corazones…
La trascendencia se disipa
en un quizás, después o antes,
convertida en día a día…
Quedan los animales
expertos en el arte
de nunca llegar tarde…
Somos almas de partículas miscibles,
enfermas por lo prescindible,
y rozando lo increíble…
Vamos locos por órbitas tan dispares
que nos hacen ser singulares
en un mundo de animales…
de animales…
de animales…
Un planeta de animales
expertos en el arte
de nunca llegar tarde…"