Al día siguiente me
propuse el ser observador del día a día de esta ciudad. Y a acabar algo que tenía
pendiente. Con mi arma de asalto, mi ipad, bajo el brazo salí a buscar
historias, inspiración…...
Un músico recorría la
calle, con un violín, tocando algo parecido a un pizzicato de una obra de
Mozart, se acercaba a la gente, sonreía, unos acordes a su violín y de
nuevo otra sonrisa. De un viandante a otro, iba con su música, lo extraño
es que no se le veía solicitar nada, ¿una dádiva a su actuación? , no... seguía
tocando y yo con más interés observándolo, tras un buen rato tocando, me di
cuenta que lo único que pedía era una sonrisa y una mirada de atención.
Jean, mi compañero y
salvador-traductor, llego a recogerme y al preguntarle por el violinista, me
contesto en su español básico:
“El violinista, es Marcel,
un pensionista que piensa que ya que tiene la suerte de cobrar una pensión,
dedica parte de su tiempo a ayudar a la gente haciéndola sonreír durante
un instante, al día y llenando la calle de música”.
Que bonito!!!!, pues nada
como en España nos atrasan la jubilación, en unos años me veo con 70 años , con
una cabra y un organillo para alegrar a la gente en el mercadillo de los jueves,
y así justificar que el estado ,me de una paga decente.
Gente caminando hacia
el trabajo, gendarmes de paseo, algún paisano con boina, y una pareja que
sentada en un "Bistro”, sonreían constantemente. Durante un buen rato,
la pareja, solo se deleitaba con el bocado de la comida, mientras una sonrisa
les recorría la cara, y digo yo que eso al final debe doler, tanta tensión en
la sonrisa acaba con un tirón o agujetas, lo digo por experiencia.
Conseguí acabar el
libro que comencé hace 20 años y cerré el circulo de la vida (según una famosa
frase), después de haber plantado algún árbol y tener dos hijos. Pensativo
frente al Bistro "O brochettes” ,en la rue de l'Herberie, me convencí de lo que
llevaba muchos años pensando, que por más cosas que hagas, siempre te quedan
cosas por hacer, y por hacerlas mejor.
Tras todas las
historias y visiones desde fuera de casa, me quede con el recuerdo de
esos momentos de conversación, alrededor de una mesa, donde la compañía es
el primer plato, junto a un margarita con el limón casi granizado, la
conversación, entre sonrisas que hacen que te duelan los músculos faciales, el
segundo, y el momento vivido un gran postre. Momento acompañado de unas horas
inolvidables, todos esos recuerdos junto al mar, sólo podían ser un hermoso
sueño, pero a veces los sueños se cumplen y por un día, crees.... en ti o tal
vez , en la vida solo por un día fuera
de tu país.
I miss u…. en francés se me olvido
preguntárselo a Jean.
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