Al contrario que otros, me gusta hablar aunque en ocasiones sea para repetir una y otra vez los mismos argumentos, como si el resultado de lo que comento dependiera de las veces que lo digo.
Hay gente que me escucha atentamente y no me interrumpe, hay otros que simplemente me sonríen, intentando devorar sin más todas las palabras .Tengo la necesidad imperiosa de contar cosas, no sé si será por la edad, cosa que me asusta, o por la obsesión de revisar en mis palabras lo que me rodea. Pero lo importante es que me siento bien, cuando me siento escuchado, me imagino que al igual que mucha gente.
La referencia de un gran contador de historias (mi abuelo), aunque siempre fueran las mismas, me marcó, y creo firmemente que de manera positiva. (Esto me lo recordó ayer un amigo).
Este articulo simplemente es reforzar lo que pienso y siento a diario, es una manera de revisar por escrito mis pensamientos, al igual que hago al hablar. Es la forma también, que tengo de reconocer al escuchante, al lector, al que está ahí esperando algo de mí.
El resumen, la frase que copie prestado de una amiga.
“Si lo cuento a todo el mundo nunca será suficiente, porque no te lo dije a ti.”
Si, es una frase genial, David y la mención a tu querido abuelo, también. Un abrazo.
ResponderEliminar