Vamos a suponer que tenemos un perfecto lugar para vivir, que tenemos una familia como referencia de felicidad, un grupo de amigos con los que relacionarse y un trabajo con el que nos sentimos satisfechos.
Mucho suponer ¿verdad?
Quitemos lo del trabajo con el que sentirnos satisfechos, seguiría estando bien ¿no?
De acuerdo, un poco más realistas, retiro lo del perfecto lugar donde vivir.
¿Ya es más real?
Con estos planteamientos ponemos en lugar, nuestras situaciones, las que deseamos, soñamos o queremos tener, versus lo que realmente tenemos, o eso creemos.
La disconformidad con lo que poseemos se manifiesta más en épocas de crisis o de desidia social, llegando a parecer situaciones malas, lo que en otras épocas de bonanza parecía bueno.
El grado de disconformidad,…….no me gusta la expresión, mejor grado de felicidad, es variable con los estados de animo tantos propios como con los del colectivo.
¿Lo que tenemos nos llena?
¿Es suficiente para considerarnos afortunados?
En la mayoría de casos debería serlo.
Pero creo que eso va a depender de cómo nos levantemos cada día ¿no?
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