“ Me llamo ….. y soy ……comienza
para mi una nueva etapa en mi vida . Acabo de terminar los estudios y mi gran motivación
es la de poder incorporarme al mundo laboral. Estoy preparada para afrontar
este nuevo reto, con ganas de aportar todo lo aprendido y poder ponerlo en práctica.
Me defino como..”
Esto perfectamente podía
ser el encabezado de cualquier currículum de los que me traen a menudo, podía
serlo si, pero este en concreto me llamo la atención por la persona que lo
trajo. Todos suelen venir con ese aire de sonrisa cortada y suplica oculta,
algunos con mas o menos animo con mas o menos ilusión pero con el pensamiento
reflejado de que no hay nada que hacer.
Esta persona, trajo
el currículum en su carpeta azul, con una sonrisa natural sin forzar, con expresión
relajada, con ansia contenida, con nerviosismo por si este era su momento. Casi
te sabia mal no hacerle una entrevista, no preguntarle algo para que no
perdiera esa inocencia, esa candidez bienintencionada.
Una vez se fue, me
quede meditando, si alguna vez mostré la misma expresión a alguien, si la tuve
alguna vez y cuando la perdí. La expresión de que todo lo que tengo que hacer
es mostrar mi valía. La sonrisa, de que no importa lo que exista a mi alrededor,
yo se lo que valgo y lo que puedo hacer.
D
¿Cuando perdí esa
sonrisa? ¿Cuando las palabras de desazón taparon mi sonrisa?
Hoy, volví a ver
una sonrisa virgen y recordé la mía.
De matrícula de honor, David. Voy a compartirlo en todos mis frentes.
ResponderEliminar