El meterme en ciertos
campos, en los que de momento no soy más que un mero aprendiz, solo me puede
llevar a cometer errores pero esta es mi visión.
Uno de los errores
que cometen muchas empresas tras llevar a cabo un ERE, es no dar
importancia a los procesos que afectan a los trabajadores: la angustia por
trabajo adicional (stress), sentimiento de culpa por el despido de otros
trabajadores, disminución de la moral y desmotivación, desconfianza ante al
dirección de empresa, escepticismo ante el futuro y reducción de la productividad. Y esto no es más
que un círculo vicioso, pues si cae la productividad, caen las ventas y
aumentan de nuevo los despidos. De ahí la importancia que adquiere la comunicación,
para evitar que se conviertan en un síndrome. Para ello, hay que explicar muy
bien los motivos por los que se ha tomado esta decisión. Estar pendiente de los
trabajadores en el escenario laboral, hacer un seguimiento de la plantilla y
realizar una gestión más afectiva. Y para ello es necesario dedicarle un
tiempo.
La incertidumbre, las
sorpresas y los giros en la estrategia (como el cocodrilo que muerde a un tronco
que pasa), al fin y al cabo la falta de comunicación directa o la coherencia,
pueden pasar factura afectando al rendimiento.
Las empresas no
pueden permitirse una plantilla de supervivientes. Simplemente porque muchos de
ellos comienzan a pensar en buscar otro trabajo, porque ya no se sienten
seguros en la empresa.
Aunque realmente no
lo parezca, esto es solo por la sensación de miedo que genera la falta de
seguridad en la compañía. Los que siguen en la empresa temen perder el trabajo
en cualquier momento y evitan hablar mal de su organización a los amigos,
compañeros y familia e, incluso, fingen que todavía tienen ese sentimiento de
compromiso con ella, es el compromiso del miedo.
Los supervivientes no
son más que el resultado de la falta de comunicación de las empresas con el
trabajador, de dedicar toda la atención a la bajada de ingresos, de no pensar en
que el feed-back es lo más importante para que una empresa funcione. El
empresario se juega su dinero, si, pero el trabajador hace que esa inversión
sea rentable para los dos, y con un superviviente no lo conseguirá.
Estoy de pié, aplaudiendo, amigo David
ResponderEliminargracias viniendo de ti todo un HALAGO y motivador de paso gracias
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