Pablo, podríamos decir que es mi “alter ego”, bueno físicamente no , él tiene unos 10 años menos y tiene pelo (cosa que considera importante), pero en lo evolutivamente sentimental ,si podríamos decir ,que es una versión de mi yo del pasado.
Pablo se siente
muchas veces tan identificado, que mis historias y las suyas acaban por
confundirse .Yo actúo más como escuchante, o psicólogo si lo queréis ver así,
aunque conversaciones de este tipo terminan por ser un feedback.
Pablo últimamente se siente confuso por una historia con una mujer y sobre todo por la forma en la que acabo , necesitaba al menos que esa persona fuera su amiga , fuera parte de su vida , para hablar , para verse alguna vez , , todo lo otro acabo, si ,y lo asumió hace mucho tiempo . Lo que nunca asumió fue un " no vengas a verme”, un "llámame cuando quieras", pero ella no le llamaría. Eso, en que situación dejaba a Pablo? pues simplemente en un año en la tristeza mas absoluta, en un día de bajón y otro también cada vez que la recuerda, cada vez que la llama, sufre al pensar que la necesita y que nunca la volverá a ver.
Pablo, esto es así,
las personas van y vienen por tu vida, y solo se quedan las que quieren
hacerlo. Por el resto, poco puedes hacer.
En mi afán de ayudar
le relate una historia que le conté a mi hijo, que poco venia a cuento pero que
tenía una moraleja parecida.
Marcelo el oso solía
salir de su cueva, para comer moras que estaban cerca de su hogar, era un oso
que no le gustaba molestarse en salir a buscar comida...
- “Y era muy grande
el oso?, papa..”
- “Bueno.. si, claro
un oso suele ser grande”
Bien pues Marcelo
salía todos los días a comer, algunos en los que se veía más motivado o
simplemente aburrido del menú, se acercaba al río a comer alguna trucha
saltarina ,que se despistara de su camino. Un día junto a la cueva de Marcelo
apareció un ardilla,"Mina" se llamaba. Mina se pasaba el día
recogiendo nueces, bayas, bellotas y otras semillas y las guardaba en el hueco
de un gran roble, desde el roble Mina veía como Marcelo salía, de rato en rato,
de su cueva para buscar comida, ....
- "Papa.., y se
presentó Mina a Marcelo ,o no hablaba oso?"
- "No, no
hablaba con Marcelo y los animales de las fábulas y dibujos hablan todos "
animal" el mismo idioma, y ahora sigo vale?”
...En algunos
momentos debería ser más cauto en la creación de fábulas para explicar a mi
hijo pequeño ciertas situaciones, cauto o simplemente darme cuenta de que igual
es menos pequeño de lo que pensaba.
Estábamos en que
Marcelo salía poco de la cueva, y que Mina no paraba de trabajar buscando
comida. Un buen día ,Mina se dio cuenta que Marcelo llevaba días sin salir,
bajo de su árbol, intentando ver dentro de la cueva ,que le pasaba a Marcelo.
Mina se preguntaba si se había ido de viaje o es que estaba enfermo. - “Que le
pasa a este oso?” Durante un rato estuvo situada frente a la entrada de la cueva.
-“No veo al oso!!!! ,
donde estará?”
Al fondo de la cueva
vio una sombra que se movía lentamente, se acercó con cautela, con temor, pero
con más curiosidad.
Una vez llego junto a Marcelo, toco el lomo del oso con suavidad, este se giro....
- "papa, papa,
pero la ardilla Mina no tenia miedo del oso?"
- "si hijo claro,
pero le podía la curiosidad"
Durante 5 minutos, mi
hijo, cual espartano lanza en mano, ataco con una escuadra de preguntas una
tras otra.
Me encontré tan
hostigado, que después de un ultimo - "papa sigue la historia", mi
historia siguió de una forma que no era la programada.
Pues si, estábamos en que Mina llego junto a Marcelo, toco su lomo con suavidad, el oso se giro lentamente abrió los ojos y miro a Mina con una mezcla de incredulidad y apatía.
Mina le pregunto sin
tapujos –“porque ya no sales a buscar comida?”, el oso le devolvió la mirada y
en un movimiento repentino, de un bocado ,se trago a Mina.
Mi hijo se quedo extrañado, pero sin aparente sorpresa, contesto
- “Claro papa, tan
pesada y curiosa que el oso se la comió, esa es la enseñanza del cuento no?"
Pues no, no era la
enseñanza que quería, pero salio otra, eso en parte también es lo que quería
enseñarle a Pablo, que las enseñanzas de otro no sirven muchas veces para uno y
que a pesar de saberlo y de que nos ayuden con consejos, solemos terminar
cayendo en los mismos errores, sobre todo en las cosas sentimentales.
También podíamos
extraer otra moraleja, tocar los huevos a un oso solo trae malos rollos.
Si fuera Clint
Eastwood le diría a Pablo “y lo peor es, que tienes que soportar ese dolor
emocional, sin una gota de vodka”.
Pobre Pablo y pobre Mina. Quizás Pablo, leyendo este cuento, no deba ir nunca a la cueva del oso.
ResponderEliminarMB, David. Un abrazo
Creo que Pablo ya ha ido a la cueva del oso y aun asi sigue yendo. "Errare humanum est, sed perseverare diabolicum". Gracias Enrique por ser nuestra referencia Un abrazo.
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