Intentar triunfar en
la vida, dicese del proceso de hechos que intentamos realizar para conseguir lo
que queremos y que por desgana, cansancio o comodidad se quedan a mitad de
hacer. Esta podría ser una descripción muy personal, provocada cuando echamos
la vista atrás y nos invade una cascada de recuerdos haciendo que nos preguntemos porque
no hemos triunfado.
Evidentemente en
muchos aspectos, si nos podemos considerar triunfadores, a lo largo de lo que
nos ha tocado vivir, lo hemos hecho bien, mal y regular, el grado de satisfacción
final, se basara en el regusto que nos
dejen los recuerdos.
En la época que nos
toca pasar, se etiqueta como triunfador al que ha conseguido hacerse con más
fama y dinero, en resumen como siempre. Al resto del mundo mundial, como le
gusta decir a mi hijo, nos toca pensar en hechos o situaciones que nos hagan
sentir como tales. Y que conste que en muchos aspectos me considero un
triunfador en la vida, al igual que afortunado.
Pero nos ha surgido un
problema, hemos permitido que la generación que nació y creció en el mundo del éxito
y la fama y que piensa que hacerse famoso y millonario es cuestión de tiempo,
siga pensando así. Cuando los que mas vivieron, como mi abuelo, nos recordaban
constantemente que ricos y famosos solo son unos pocos y que el resto seremos
currantes ,y anónimos y que la felicidad que busquemos debe ser en nuestro
trabajo, amigos y familia.
Nos tocara reconocer
que la burbuja en la que vivimos estos años no solo fue inmobiliaria, también fue una burbuja social en la que era
reconocido el que mas gastaba, y que unos por otros comenzamos a vivir casi
como millonarios sin preocuparnos por el
futuro.
Nos tocara recuperar
y vivir la cultura del esfuerzo sin volver atrás en lo avanzado, pero no
perdiendo la identidad que nos inculcaron y que la humanidad aprende a base de palos.
Las guerras, las crisis, todo nos acaba enseñando y no nos deja olvidar que
todos podemos ser triunfadores en la vida.
Nos tocara creer y potenciar
esa mentalidad y transmitir a las generaciones que empiezan. No dejemos que se
vengan a bajo creyendo que la buena vida no volverá, enseñemos que la buena
vida es la que uno se fabrica.
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