Merecidos los reproches a la clase política y
obscenas algunas de las historias diarias que se conocen.
Siempre se hablaba de lo bien que estaría un
puesto en política, mucho sueldo y poco esfuerzo, al menos era la impresión que
nos causaba, no había crisis y a todos nos parecía hasta bien, estaba
considerado, “el que puede, yo si pudiera también lo haría” pero claro todo
tiene un tope. Ahora en plenos ERES, despidos masivos, reducciones de sueldo
por decreto ley, jornadas mas largas, y a callarse que sino ya sabemos donde
vamos. Llega un político de los de andar por casa, de una población de 45000
habitantes y zas:
“El alcalde de Tres Cantos se sube el sueldo
17.000 euros y cobrará más que un ministro”
Y mucho se preguntan, ¿hasta cuando aguantaremos?
Clarísimo es, que no todos son iguales, faltaría
plus, porque sino apañados íbamos. Pero también clarísimo es, que como no se de
un puñetazo encima de la mesa con estas situaciones llegaremos a un extremo
difícil de reconducir.
En otras épocas el no llevarse bien entre dos
familias era motivo de venganzas y de odios irracionales, el continuo conflicto entre dos grupos, políticos
y votantes podría volverse tan irracional que un día tengamos una desgracia,
esperemos por el bien de todos que no llegue la sangre al río que como
capuletos y montescos no nos olvidemos de que no todos son culpables y de que
con venganzas y violencia no conseguiremos mas que eso venganzas y violencia.
Duros si, y sensatos también.
En fin, como dije uno de esos días que nunca
olvidare:
“La despedida es tan dulce pena que diré buenas
noches hasta que amanezca”
o fue Romeo?
pues a mi me da que hasta que no se monte otra revolucion a la francesa (la del siglo XVIII quiero decir) estos gilipoyas no escarmientan ni se bajan del burro.
ResponderEliminarque conste que no me considero pesimista, sino optimista bien informado. :(